Júpiter, el gran benefactor, el dios romano de los cielos, es el Zeus de la mitología griega.

Es el tercer hijo de Cibeles y Saturno. La madre Tierra había profetizado que sería un hijo de Saturno quien le arrebataría el trono, de tal forma que apenas Cibeles paría un hijo, éste era devorado por su padre Saturno. Cibeles entregó a Saturno una piedra que él devoró pensando que era su hijo Júpiter. Al llegar a la edad adulta se propone derrocar a su padre y pide ayuda a su madre, quien le proporciona una pócima embriagante. Después de ser embriagado por Júpiter, Saturno vomita la piedra y a sus hijos Plutón y Neptuno. Los tres hermanos se unen para luchar contra su padre. Esta lucha duró diez años y, tal y como se había profetizado, la victoria fue para Júpiter y sus hermanos. Éste liberó a los Cíclopes (prisioneros de Saturno), quienes obsequiaron a Júpiter con el rayo, a Plutón con el yelmo que lo hacía invisible, y a Neptuno con el tridente. Una vez derrocado Saturno, sus tres hijos se sortean el mundo para reinarlo: a Plutón le pertenece el mundo subterráneo, a Neptuno el mar y todas las aguas y a Júpiter el cielo.

manos 092 copiaJúpiter tiene una estrecha relación con la esencia de la persona, expresa lo que somos. En él se encierra lo que queremos que los demás vean en nosotros y, de alguna manera, delata nuestra parte más interna e inconsciente El Monte de Júpiter, al igual que el resto de los montes, puede ser normal, protuberante, plano o hundido en relación con el resto de la mano. Un Monte de Júpiter normal, coherente al resto de la mano, indica que su poseedor se respeta a sí mismo y demuestra dignidad y seguridad a la hora de presentarse a los demás. Supone amor por la vida y consideración por los que están en ella. Se manifiesta en la alegría por vivir. Ya hemos comentado que, tradicionalmente, Júpiter es el gran benefactor. Sin embargo, como los demás dioses, también tiene una parte negativa que se manifiesta cuando el relieve del monte  es insignificante o excesivo. En el caso de Júpiter, la excesiva protuberancia del monte indica ambición desmedida, presunción, soberbia, excesos en uno mismo que se pueden manifestar en forma de megalomanía y un hedonismo muy acentuado. También define al mitómano, muy dado a mentir o a desfigurar la realidad, engrandeciéndola.

Un Monte de Júpiter plano o débil significa egoísmo, indiferencia hacia las cosas bellas de la vida, frialdad, falta de respeto a uno mismo y una personalidad reprimida y acomplejada

Un Monte de Júpiter pálido, que carece de color, revela una perso- na con falta de seguridad en sí misma, o bien angustia a la hora de mostrarse ante los demás.

 

La armonía del color de este monte con el resto de la mano indica estabilidad y coherencia. Expresa serenidad y seguridad en sí mismo, lo que llamamos “saber estar”.

 

Por último, cuando su color es de un rojo intenso significa exce- so, egoísmo, agresividad y orgullo. Un Monte de Júpiter con este color implica problemas con el aparato digestivo y, por lo general, acarrea muchos problemas a su portador.

 

Hay que tener en cuenta que los signos de la mano no tienen un significado absolutamente positivo o negativo. No todo en el Monte de Júpiter es bondad o maldad, porque los viejos dioses griegos, como los mortales, poseen atributos tanto positivos como negativos.

La lectura completa es la que permite ver las cualidades del sujeto, si ha nacido con ellas o, por el contrario, las ha tenido que trabajar para desarrollarlas.

Júpiter es la personalidad y como se desarrolla y trabajamos en nuestros aspectos, desde el ego más exaltado hasta la indiferencia personal más exaltada.