Las líneas secundarias tienen un valor relativo en la interpretación de las manos  y al menos en mi caso, las mantengo por tradición, más que por el peso de su interpretación. Diría sin temor a equivocarme que en la actualidad carecen de un valor real dentro de una interpretación, pero durante siglos nos han acompañado y las mantengo más por romanticismo que por efectividad a la hora de interpretar la Mano. Iré poco a poco aclarando líneas que han perdido totalmente su valor, líneas que han quedado desfasadas, producto del cambio del ser humano y de la transformación de la sociedad. He querido comenzar con esta triada de líneas ya que considero que son inexistentes y son producto del romanticismo de la quiromancia oriental y de la imaginería occidental.

Tradicionalmente las Rascetas son conocidas en la quiromancia oriental como brazalete de Jade, son tres líneas paralelas que cruzan la muñeca. Son las únicas líneas que no están dentro de la palma de la mano.

Es importante tener en cuenta que la línea que divide la mano de la muñeca no pertenece a las Rascetas; éstas son tres líneas claras y bien definidas que nacen independientes y tienen que estar formadas antes de los 18 años, según la quiromancia China.

La quiromancia tradicional afirma que cuando se muestran bien marcadas y definidas representan la salud, el dinero y amor, he de decir que con más de treinta años de profesión nunca las he visto.

Lamentablemente estas líneas nunca las he podido ver. Lo más común es encontrar menos de tres y frecuentemente aparecen rotas, con islas o incompletas. Por la tradición quiromántica de más de tres mil años vale la pena recordarlas como algo antropológico pero que no cuentan para nada en la quiromancia actual.

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